jueves, 11 de febrero de 2016

Despedida a la centenaria Amelia Bence


Amelia Bence (Buenos Aires, 13 de noviembre de 1914 - ibídem, 8 de febrero de 2016)[1] fue el seudónimo de la primera actriz argentina María Batvinik.[1] [2] Inició su carrera a temprana edad luego de ser alumna de Alfonsina Storni en el Teatro Infantil Lavardén y de Mecha Quintana en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación.[3] Su debut cinematográfico ocurrió en el segundo filme sonoro argentino, Dancing (1933), de Luis Moglia Barth.[4] Su participación en La guerra gaucha (1942), una de las películas más importantes de la historia del cine argentino, le dio reconocimiento y comenzó a ser solicitada para papeles protagónicos gracias a su fotogenia y estilo interpretativo.[4] Formó parte de la denominada «época de oro» del cine argentino y fue así como encabezó Los ojos más lindos del mundo (1943), título con el cual se la continúa asociando, Todo un hombre, Camino del infierno (1946), A sangre fría (1947), La otra y yo (1949) y Danza del fuego.[5] Fue dirigida en varias ocasiones por Daniel Tinayre y Luis Saslavsky, y obtuvo el premio a la mejor actriz de la Asociación de Cronistas Cinematográficos y la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina en múltiples ocasiones a lo largo de los años de 1940 y 1950.[4] Entre 1952 y 1954, Bence filmó dos películas en México contratada por Reforma Films y, a su regreso, fue sumamente elogiada por su protagónico en Alfonsina (1957), que fue elegida representante de Argentina en el Festival Internacional de Cine de Berlín.[6] Además de encabezar una película en España, desarrolló una extensa carrera teatral en los años de 1960, protagonizando obras como La dama del trébol, Así es la vida, Maribel y la extraña familia y El proceso de Mary Duggan. Desde 1973 a 1976, finalizada una larga gira por Latinoamérica, fue convocada para actuar en el Gramercy Arts Theater de Nueva York con La valija,[7] que le valió el premio ACE a la Mejor Actriz Extranjera. Sus representaciones de Doña Rosita, la soltera (1975) y La loba (1982) en Estados Unidos y Perú fueron muy exitosas. Durante la última etapa de su carrera, intervino con mayor frecuencia en televisión, en ciclos como Romina, Bianca o Las 24 horas.[4] En 1989 recibió el premio Cóndor de Plata a la Trayectoria y obtuvo el premio Podestá en el mismo rubro en 1992. Desde 1996, se presentó en diversos teatros con su unipersonal Alfonsina, donde intercalaba música y poesía, hasta que los problemas de salud la alejaron de la actividad artística en 2010.

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